Estrés financiero: “Hay una tensión permanente en la economía del hogar”

Estrés financiero: “Hay una tensión permanente en la economía del hogar”

Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, explicó a LA GACETA que el 50% de los hogares declara no poder cubrir sus gastos mensuales.

28 Junio 2025

La Universidad Católica Argentina (UCA), a través de su Observatorio de la Deuda Social, encendió una nueva alerta: el 50% de los hogares argentinos manifiesta estrés económico, una condición definida por la imposibilidad de cubrir los gastos del mes con los ingresos disponibles.

Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del observatorio, explicó a LA GACETA que se trata de un indicador que se mide desde hace 15 años, y que históricamente refleja valores más altos que la pobreza. “No estamos hablando de pobreza estrictamente, sino de una evaluación subjetiva que hace el principal sostén del hogar sobre si los ingresos alcanzan o no para cubrir las necesidades básicas”, detalló.

El estrés económico como síntoma social

Bonfiglio dijo que, si bien existe una correlación con la evolución de la pobreza, el estrés económico apunta a una dimensión distinta: la percepción de la insuficiencia del ingreso. “Esta medida siempre ha sido más elevada que los índices de pobreza, y actualmente ronda entre el 45 y el 50%. Esto quiere decir que una de cada dos familias siente que no llega a fin de mes”, puntualizó.

Según los datos recopilados por la UCA, el fenómeno se intensificó a partir de 2016 y se agravó aún más desde 2018, en el marco de sucesivas crisis económicas, inflación acelerada y el impacto de la pandemia de COVID-19.

Cambios en los precios, nuevas presiones en los hogares

Uno de los factores clave que explican el fenómeno tiene que ver con la recomposición de precios relativos. “Hasta hace poco, el aumento de precios se centraba en alimentos, que son componentes centrales de las canastas básicas. Hoy en cambio, los aumentos más significativos se dan en servicios: tarifas domiciliarias, salud, educación. Esto no impacta directamente en la medición de pobreza, pero sí en el presupuesto diario de las familias”, explicó Bonfiglio.

Este desfasaje genera una paradoja: mientras los índices oficiales pueden mostrar cierta estabilización o incluso mejora, la sensación cotidiana de agobio financiero persiste o se intensifica.

¿Qué mide el “estrés económico”?

La UCA define el estrés económico a partir de una pregunta directa incluida en sus encuestas estructuradas: “Con el dinero que ingresó al hogar el mes pasado, ¿alcanzó para cubrir los gastos?”. Las opciones de respuesta van desde “no alcanzó”, hasta “alcanzó y se pudo ahorrar”. Más de la mitad de los consultados responde que no logra cubrir todos sus gastos mensuales o que, apenas lo hace, sin margen alguno para el ahorro.

Aunque el estudio no mide el impacto emocional de esta situación, Bonfiglio reconoció que el concepto puede tener también connotaciones subjetivas. “Sabemos que esta tensión presupuestaria repercute en otros planos como la salud mental, la calidad de vida o las dinámicas familiares, aunque no fue objeto de este informe en particular”, aclaró.

Una deuda estructural

Para los especialistas de la UCA, este panorama es más que una coyuntura: se trata de una deuda social estructural. “El estrés económico es una expresión clara de las tensiones que atraviesan a los sectores medios y bajos en Argentina. Y aunque no todos están por debajo de la línea de pobreza, muchos viven con la sensación permanente de inestabilidad y vulnerabilidad”, concluyó Bonfiglio.

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