Durante los meses más fríos del año, mantener la casa cálida puede ser un verdadero desafío, especialmente cuando se busca cuidar el bolsillo y reducir el impacto ambiental. En muchas ocasiones, el consumo energético se dispara por el uso excesivo de calefactores, estufas o sistemas centrales de calefacción. Sin embargo, existen alternativas efectivas para conservar el calor sin necesidad de gastar mucha energía.
A continuación, te presentamos estrategias prácticas para mantener tu hogar cálido y eficiente.
Aislamiento: la base para conservar el calor
El aislamiento térmico es fundamental para evitar que el calor se escape y que el frío del exterior ingrese al hogar. Una casa bien aislada requiere menos calefacción, lo que se traduce en ahorro energético y económico.
En puertas y ventanas, las rendijas son las principales responsables de la pérdida térmica. Por ello, se recomienda colocar burletes y utilizar cortinas gruesas o térmicas que actúen como barrera adicional contra el frío.
Si la vivienda es propia, invertir en el aislamiento de paredes y techos con materiales como lana de vidrio, poliuretano o paneles de celulosa reciclada es una decisión inteligente a largo plazo, ya que ayuda a mantener la temperatura interior estable.
Aprovechar el calor natural del sol
El sol es una fuente gratuita y poderosa de energía térmica, incluso en invierno. Abrir las cortinas durante el día permite que la luz solar ingrese a los ambientes, elevando la temperatura interior.
Es especialmente importante abrir cortinas o persianas orientadas hacia el norte y el oeste por la mañana, y cerrarlas al caer el sol para conservar el calor acumulado. Además, aprovechar los espacios más soleados para realizar actividades diurnas ayuda a reducir la necesidad de calefacción.
Elegir sistemas de calefacción eficientes
No todos los sistemas de calefacción tienen el mismo consumo ni la misma eficiencia. Al elegir uno, se deben considerar factores como el tamaño del ambiente, la frecuencia de uso y el costo de funcionamiento.
Por ejemplo, las estufas de bajo consumo con termostato regulan automáticamente la temperatura, evitando el sobreconsumo. Por otro lado, aunque requieren una inversión inicial mayor, los paneles solares térmicos permiten calentar el hogar o el agua sanitaria con energía renovable, lo que reduce considerablemente los costos a largo plazo.
Optimizar el uso de la calefacción
El uso inteligente de la calefacción es clave para no desperdiciar energía, independientemente del sistema elegido
Calefaccionar solo los ambientes necesarios: No tiene sentido calentar habitaciones que no se usan. Cerrar puertas para limitar el área a calefaccionar y usar alfombras o cortinas como aislantes ayuda a concentrar el calor donde realmente se necesita, consignó La Nación.
Mantener una temperatura estable: La temperatura recomendada para un hogar en invierno es entre 18 °C y 21 °C. Subirla innecesariamente no solo incrementa el consumo, sino que también reseca el ambiente.
Usar programadores y termostatos: Estos dispositivos permiten encender y apagar la calefacción automáticamente en horarios determinados, evitando el sobreuso.
Mantener una casa caliente durante el invierno sin gastar demasiada energía no solo es posible, sino también necesario en un contexto donde la eficiencia energética y el cuidado del medio ambiente son cada vez más importantes.